El gran conflicto con el que me enfrente a la hora de reconstruir mi capacidad de creer en **algo**, fue en el de aprender a creer sin dogma. Qué es el dogma, dirán ustedes?, pues es el grupo de creencias de carácter indiscutible y mandatorio para los seguidores de cualquier **religión**. Yo necesitaba fervorosamente creer que alguien podía lo que Yo no, para poder iniciar el camino hacía la sobriedad, nos dicen en el programa de los doce pasos para los hijos adultos de los Alcohólicos Anónimos. Poder abandonar mi necesidad de control en el seno de alguien o algo, para poder entonces Yo enfocar mi atención y acciones en lo que sí podía hacer con mis propias manos, lo que sí podía controlar.
En el programa nos enseñan a vivir el día a día, hora a hora, minuto a minuto y así sucesivamente. A entender que respecto del pasado ya nada se puede hacer, excepto enmendar, y que respecto del futuro nada se puede hacer, excepto confiar, confiar en el aquí y en el ahora. Entonces, dicho eso, rendirme a mi pequeñez humana ha sido un camino lleno de altibajos: desde aceptar que mis hijos, LOS TRES, viven con sus padres, hasta la relación de mis padres... NADA puedo controlar, excepto mis pensamientos y bueno, qué tarea más difícil... es absolutamente retador controlar los pensamientos, pues porque para eso, tengo que primero tomar conciencia de ellos. Qué pienso? qué me digo cada minuto del día? Con qué tono? Ese primer paso es agotador, no que los demás no, pero detenerse en cada momento en el que realizamos que estamos teniendo una charla mental para "ver" qué es lo que nos estamos diciendo no es sencillo, pero es necesario. Una vez que una logra "detenerse", detenerse en el hecho de que "estoy pensando esto...", "me acabo de decir tal cosa...", el siguiente paso es detener el tren de pensamiento (como el de Intensamente), y sustituir el discurso.
Cuando empecé este trabajo me dieron un mantra, uno para que cada vez que me diera cuenta que me estaba diciendo las cosas tan horribles que me decía: "sos la peor mamá tus hijos te odian; obvio que no están con vos porque están mejor sin vos; sólo para hacerlos sufrir servís; sos una necia, la más intensa, la que más cansa..." y podría seguir... he descubierto en estos años que no hay palabras mas crueles que las que nos decimos a nosotras mismas. Pero bueno, el mantra dice: "todo es perfecto y correcto en mi mundo" o "estoy bien, estoy a salvo, en el aquí y en el ahora". Ambos mantras tienen la misma intención, redirigir la atención de la mente a otra cosa, la que sea. Cada vez que me descubría recordándome lo mala mamá que era, lo mucho que no sabía cuidar a mis hijos y lo mucho mejor que estarían sin mí... si Yo no estuviera, si Yo me muriera... me detenía de golpe, llorando, a decir en voz alta esos mantras... Unas veces si me daba cuenta y otras no... pero nunca dejé de hacerlo cada vez que me daba cuenta.
Y como con el concepto del interés compuesto, un día sí y otro también, ahí iba Yo, deteniendo como con freno de mano en una bajada el carro sin control y a gran velocidad...: "todo está bien en mi mundo, estoy a salvo, todo es perfecto y correcto". Notarán que es ligeramente diferente, no pasa nada, la forma es diferente, pero el ejercicio es el mismo.
Tengo una maestra que me decía: "Antonella, a la mente como un perro (y tiraba el brazo de lado, como dando una orden) "CÁLLESE"". La mente está para trabajar PARA mí, no en mi contra.
Tomemos control de nuestros pensamientos, un día a la vez, una hora a la vez, un pensamiento a la vez... hasta que se nos haga costumbre hablarnos bonito. Desarrollemos perseverancia, determinación y un inquebrantable compromiso con nosotras mismas al punto de que si no pudimos hoy, lo volvemos a intentar al día siguiente, con fe.
Por todo lo que fue, es y será, gracias.