Siempre que pienso en la idea de manifestar, se me viene a la mente mi chamanita, la Mamá CoatlChantiko, una preciosa mujer medicina que se convirtió en ancestra muy rápido. Cuando me estaba enseñando a usar un péndulo, en esa época Yo vivía muchísimo desde la víctima. Esta palabra encierra una connotación negativa, pero al mismo tiempo es la antesala de grandes maravillas, porque la víctima es la que nos muestra el camino hacia la adulta encarnada. La que decide "resolver" y "maternar", darle a la niña (en la forma arquetípica, porque es la niña la que llora y se enoja, la que tiene desbordamientos) lo que necesita para estar mejor. Viviendo desde la víctima, pues seguramente me puse a lloriquear que no me podía comprar uno porque estaban muy caros... a lo que me responde: "mi querida niña, cualquier cosa puede ser un péndulo, porque no es el objeto el que nos responde, es la energía".
La espiral pagana nos recuerda que los procesos de transformación que vivimos, no son uno que se inicia y se termina; por el contrario, son procesos en los que profundizamos más y más, de manera constante. Esta idea de la gratificación o satisfacción inmediata, esta ilusión que han creado las redes sociales de que a través de un click ya nos sentimos felices, nos ha modificado la forma en que nos relacionamos con los retos, con los desafíos. Creó en nuestra mente un mapa mental que nos hace creer que la resolución o elaboración de las cosas deberían de ser algo sencillo y fácil. Se nos olvidó cómo construir, y no sólo las cosas materiales, si no las emocionales y espirituales.
Hemos dejado de lado la forma de pensamiento que valida el esfuerzo a través del tiempo, como algo que nos permite construir sobre bases sólidas ya sea nuestras finanzas, nuestra carrera profesional. Evidentemente el esfuerzo en el largo plazo nos desgasta, pero he ahí la magia porque desarrollamos carácter.
Recuerdo con un poco de tristeza y también ironía la época en la que tenía un enorme desdén por todo este argumento y forma de pensamiento. Con tristeza porque para empezar, me hubiera gustado estar lista antes, pero no, todo es perfecto y es correcto, entonces me toca desdecirme, esto evidentemente ante aquellas personas con quienes tuve esas conversaciones; pero más aún con ironía porque sigo recordando a mi chamanita: "Antonella, el maestro llega cuando el alumno está listo, no antes". Bueno, evidentemente no estaba lista Yo en esa época XD. Me sentía constantemente desesperada por ver resultados de "todo" lo que hacía, lo quería YA. Quería quitarme de encima "la incomodidad" el mal estar de aquel proceso que Yo sentía que me desgarraba.
La consistencia, determinación, compromiso y esfuerzo de sostener un proceso en el tiempo es sinónimo de carácter, uno con el que no siempre se nace. Puede ser que tengamos mejores condiciones para desarrollar a, b, c, o d habilidades. La interseccionalidad nos permite entender que nacemos con condiciones muy diferentes y ese es el reto, sobreponernos a ellas en un mundo en donde la hegemonía es la norma, donde se espera lo mismo de todas las personas, **no importa qué**. A pesar de todo esto, para mí la magia reside en **la intención**.
Cuando comencé a hacer Yoga, la maestra de esa época nos decía: "porqué motivo ofrecen esta práctica? Este esfuerzo de estar aquí hoy? Mantengan esta idea en su mente como la intención, aquello que quieren transformar... en ustedes, no en el otro". Aquello me sonó a rezar y claro, mis ideas contrarias se detonaron y me sentí molesta; pero decidí pensar en aquello que me dolía, lo mucho que deseaba que "se arreglara". Y con esa idea, apliqué la máxima del programa de los 12 pasos: "si hoy no le sirvió, venga mañana, qué tiene que perder?". Yo ya no tenía nada que perder y mucho que ganar. Día con día, sin saber si lo que hacía era "bueno o malo", seguía intentándolo, un día a la vez. Rindiéndome a los resultados y manteniendo la mente en el aquí y en el ahora, con la intención clara: "quiero sentirme bien". No siempre resultaba, pero otra máxima del programa es: "y si hoy no me "salió" bien, gracias por la oportunidad de reconocer los fallos, para mañana volverlo a intentar, con fe de que voy a tener esa oportunidad".
Recuerdo con mucho cariño la primera vez que "mi péndulo" funcionó. Tenía los ojos cerrados, mi mano izquierda extendida y con la derecha sostenía la cadenita sobre la palma izquierda... quería sentir la respuesta de mi ser superior... "dame mi sí", "dame mi no". Y como una caricia sentí como la energía movía la cadena y abrí los ojos... pude ver la manifestación física de mi SI (un círculo) y luego del NO (una línea, el péndulo se movía como haciendo una rayita). Sentí tanta emoción! Mi deseo, mi intención era sentir la conexión y después de meses de intentarlo, sucedió. Sí, meses. Me tomó trabajo personal, conocerme, liberarme de ideas que me impedían aprender cosas nuevas, ampliar mi mundo. El mapa no es el territorio, es UN camino, decimos en la Programación Neurolingüistica. Esto específicamente respecto de que "el territorio" es una representación no exacta de la realidad, que puede ser de muchas maneras.
La intención hace la diferencia, TODA. La diferencia a la hora de iniciar un proceso de conocimiento personal, una nueva carrera profesional, un nuevo trabajo, un cambio de casa. Porqué deseo esto? Tiene intención o lo hago por impulso?, son preguntas que nos pueden ayudar a establecer desde dónde (y qué emoción acompaña) cada decisión que tomamos, para que generemos conciencia de nuestros pensamientos.
Hoy me despido deseándonos aprendizajes dulces, y recordando que agradecemos por lo que fue, es y será, siempre.