martes, 24 de septiembre de 2024

Los puntos solamente se pueden conectar hacia atrás

 Algunas veces siento que floto en mi presente.

Días como hoy, me levanto con un poco de ansiedad por la cantidad de cosas que quiero hacer, pero al mismo tiempo, agradecida por ello.

Hace unos años, no podía pensar, solo sentir. Mis emociones me consumían, y no había espacio para nada más. Observo con compasión a esa mujer que se transformaba sin saberlo. Después de que mis hijos quedaron viviendo con su papá, tuve días muy buenos y otros muy malos, como era de esperarse. Sin embargo, cuando miro el camino recorrido, siento gratitud y, sí, mucho orgullo.

Pienso en aquellas noches interminables de llantos desconsolados, dominada por el miedo, preguntándome cómo estarían ellos, sin poder contactarlos. Los imaginaba acostados, y me preguntaba qué pensarían, por qué su mamá ya no estaba, por qué se había ido.

Hoy, seis años después de esos días eternos, me observo a mí misma y los observo a ellos, y siento un profundo orgullo por lo que hemos logrado juntos. Mis hijos son niños muy valientes. Hemos caminado juntos por un sendero incierto, uno que nos mantenía separados físicamente, pero que fortaleció nuestra conexión de una manera que va más allá de lo comprensible.

La única forma en que he logrado entender mi presente es revisando mi pasado. No sé si sea la única forma, ni si existan otras maneras de encontrar paz en medio de una experiencia tan desafiante como no vivir con tus hijos menores de siete años. Pero sé que esta fue la que me funcionó.

Revisé, con obsesión (esa parte les recomiendo que no sigan), cada decisión que había tomado, buscando entender mis aciertos y mis oportunidades para mejorar. Me preguntaba cómo actuar la próxima vez. Reconozco que era agotador vivir de esa manera. Afortunadamente, con la ayuda de mi analista, he aprendido nuevas formas de relacionarme con la realidad. Aunque aún mantengo la costumbre de revisarme constantemente, de seguir hilvanando todo lo que me ha traído a este presente maravilloso que hoy disfruto.

Libre, en calma, escribiendo, leyendo, creando, soñando, disfrutando, viviendo.

No creo que se pueda construir un presente sólido sin revisar el pasado, sin entender nuestras decisiones, las circunstancias en las que las tomamos, los recursos con los que contábamos. A veces me pregunto si esto es una forma de "medir" nuestra vida, porque lo que no se mide, no se mejora.

No podemos conectar los puntos mirando hacia adelante, porque el futuro no existe; lo creamos día a día. El éxito es la suma de pequeños esfuerzos repetidos cotidianamente. De igual manera, podemos mirar hacia atrás y conectar los puntos que han creado este presente, incluso si no nos gusta del todo; y así, corregir, ajustar y replantear para el futuro.

Por lo que fue, es y será: gracias.

martes, 17 de septiembre de 2024

Un país de paz

Escribo esta entrada la semana en que se celebra el día de la independencia acá en mi país, Costa Rica. Pensaba en lo mucho que me gusta la festividad: las bandas, las escoltas (nunca fui parte de una, je)... esa sensación de celebración. También me puso a pensar en las veces que, estando fuera del país, he visitado museos militares... los museos son mi actividad favorita cuando visito países... me encanta conocer de la historia, es una inclinación natural. 

Cuando estuve en Honolulu, fui al Memorial de Pearl Harbor. Para una costarricense que no había estado en lugares donde se conmemoraran muertes (muy tica promedio de mi parte), porque bueno, eso es lo que es para mí: un lugar dónde la gente va a que le cuenten la historia de una guerra. Para mí fue impactante ver el barco, o tanquero, ni siquiera sabría con exactitud qué es, hundido y que me contaran lo que pasó. Que hubiera gente ahí todavía, porque lo mejor fue no sacarlos. Después durante ese mismo viaje, estuve en el World Trade Center (nos movimos de Honolulu a Nueva York). Lo que es el hoy National September 11 Memorial & Museum no existía aún y lo que había era un área en construcción. Me impresionó mucho el nivel de honor con el que esas historias son contadas. En Antonellitalandia, esas historias dan miedo. En mi país no hay ejército desde 1948. Más de 40 años hacía que lo habían abolido para cuando yo nací. 

También pensé en mi primera visita a Nicaragua. Recuerdo caminar por el parque Luis Alfonso Velásquez Flores y ver un tanque del ejercito transitando despacito por la calle ancha de Managua. Caminaba con una amiga que, ante mi asombro, me dice: "acá es así...", porque le dije que porqué estaba el tanque afuera "en la vía púbica"; "así es como nos recuerdan quién manda".

Y pienso en los policías de mi país, una profesión tan ninguneada... entre ellos se tratan con honor, pero la gente no los respeta, o al menos eso pienso Yo. 

Pienso en los presidentes de este terruño, caminando por los pasillos de un súper mercado, como cualquier hijo de vecino. Son cosas de las que me enorgullezco, pero que también sé que limitan mi entendimiento de la realidad imperante a nivel mundial, en esta era con tantas guerras por todo lado: Palestina, Congo, Sudán y un montón más de conflictos armados que no llaman tanto la atención, excepto por el de Palestina, y que tienen que ver con las libertades de los pueblos. 

Gracias porque, a pesar de todo y siendo mujer, camino en paz por las calles. Asisto a traspasos de poderes en parques abiertos, puedo estar sentada viendo la toma de posesión de un presidente... un cambio de gobierno. 

Mi ACAB ser me dice que ojalá no tuviéramos que celebrar la independencia y que simplemente fueramos libres y ya. Pero bueno, es lo que es. 

Vivan siempre el trabajo y la paz!

martes, 10 de septiembre de 2024

Les niñes

Hoy se celebra en Costa Rica el día de la niñez. Ya no queremos decir día de los niños, porque lo que no se nombra, no existe. 

Revisé durante el día mis fotos de niña y recordaba tantas cosas. Hay dos fotos que son muy importantes para mí... son las niñas que yo he trabajado durante estos años de terapia. 

La niña de dos añitos... en esa foto estamos celebrando mi primer cumpleaños. Recuerdo todo de ese día. A mis belitos, mis tías... la casa en llorente de tibás... el queque, a mis papás... todo lo recuerdo. Recuerdo sentirme querida, pero asustada... ya pasaban muchas cosas entre mis papás en esa época.., y yo estaba solita con ellos. Esto último es más que nada acerca de que la atención mía no tenía distracciones, éramos ellos y yo. Mi sonrisa de ese día lo dice todo: recuerdo la sensación de sentirme amada... estaba feliz. 


La siguiente foto soy yo en el piso, con el dedo pulgar en la boca, porque sí... Yo chupaba dedo jeje. En esa foto se ve una niña molesta... veo la pijamita y la recuerdo perfectamente... recuerdo la sensación de ese material sobre la planta de mis pies y lo mucho que me gustaba caminar y escuchar el sonido que hacía. Estoy recostada contra la pared, molesta... estoy usando mucho la palabra "recuerdo", pero es que los recuerdos inundan mi cabeza de imágenes y mi cuerpo de sensaciones. Estaba tan brava ese día... hay una siguiente foto en donde se ve mi hermana Nella de un añito, hincada a mi lado, muerta de risa... ella me estaba "mortificando" decía mi mamá en esa época... recuerdo que quería seguir durmiendo, y que ella no me dejaba... recuerdo llorar porque no me la quitaban de encima... 


Hay gente que me ve con incredulidad cuando hablo de lo mucho que recuerdo de mi infancia muy temprana... pero no sé de qué manera explicar que es algo en lo que no me tengo que esforzar, yo simplemente lo recuerdo. A mi niña la recuerdo con una mezcla de melancolía y tristeza. Yo era la niña brabucona, enojona de la clase. Con pocos amigos, siempre la profe me tenía que asignar a los trabajos grupales porque quedaba sola. No es victimizarme, pero es que yo era la hija mayor de un matrimonio compuesto por un padre que dice nunca haber sido alcohólico... pero nunca dejaba de tomar. Definirlo como un alcohólico fue lo que me ayudó a darle sentido a esa época de mi vida... "no tenía control sobre su deseo de tomar licor". Él me diría, años después, que siempre supo lo que hacía y que tomaba porque quería... eso no era mejor, era peor. Lo hacía porque sí... aunque sufriéramos mucho en el proceso, yo al menos. Recuerdo ir al cuarto de él y poner un dedito en su nariz, si no lo oía roncar, para asegurarme de que estaba vivo... vivía con un miedo perpetuo de que un día se muriera; y por una madre que estaba sometida, subordinada... no victimizo a ma, sé que ella ha elegido siempre su matrimonio, no importa lo mal marido que fuera mi papá... me ha tocado respetar sus desiciones, aunque como adulta no las comparta... mi niña, pues no tenía opción... estaba indefensa ante aquella dinámica relacional, no tenía escapatoria. 

Todo esto hizo que hiciera torpes esfuerzos de honrar las niñeces de mis hijos. Digo torpes porque la que estaba maternando era la niña, desde el enojo, el abandono... no era la adulta sanada, era la niña herida. Vivía subsanando mi sensación de que mis padres no me elegían, si no que elegían cualquier cosa antes de darnos un hogar estable y sano a mí y a mis hermanos. La sensación de que merecía el esfuerzo de alguno de ellos de hacer lo correcto. No creo que haya hecho un trabajo encomiable. Por el contrario, lo encuentro deficiente... pero fue lo mejor que pude hacer con mi historia de vida y saquito de herramientas a cuestas. 

Los veo, a los tres, y veo lo más grandioso que pude hacer en mi vida. Nada supera sus vidas, no importa qué. Es un amor que me enraizó, que me hizo tierra y que desató en mí, con cada nacimiento, una etapa distinta de sanación por la que me encuentro profundamente agradecida... no puedo sentir más que eso en mi alma cuando observo el camino que he caminado con cada uno de ellos, mis niños amados. 

Hoy quiero dar gracias por sus vidas, que tanto han transformado la mía. Por esas miradas inocentes, de amor y adoración que me dieron en su momento. Sus historias tiernas, llenas de fantasía cuando me hablaban de sus sueños y deseos... Sus abrazos tiernos cuando colechabamos, las olfateadas que les pegaba... ver en sus caras la mía... esos corazones desbordantes de amor por mí sin yo sentirme merecedora de él... Gracias, mis amades, por tanto amor incondicional. Espero haber honrado su admiración por mí y que de alguna manera, en este camino que es ser madre, pero que también es de ser hijes, hayan podido dar rienda suelta a su imaginación y tener un remanso de paz en medio de la vida que elegimos les tres para vivir juntes en esta encarnación. 

Los amo con todo lo que fui, soy y seré porque son de mí ustedes tres... gracias por tanto y por todo.

Vivan les niñes... vivan les niñes... que siempre tengan ganas de jugar <3

martes, 3 de septiembre de 2024

Una maratón

 En la era de la información, de la digitalización, la satisfacción, la generación de placer a través de los logros se ha perdido "de a pocos". Me incluyo en esta tendencia. La realidad con la que nos enfrentamos post pandemia, no que antes no pasara pero si, el mundo cambió y si antes éramos felices dando un click para pedir comida, o para mandar a traernos cositas por Amazon (recuerdo sentir que cada que hacía un pedido era navidad), nos genera un golpe de felicidad **inmediato**; es que ahora más que nunca tenemos oportunidad de engañar al cerebro a través del "scroll continuo", de consumir nada más titulares, no leer las noticias completas, o hacer verdaderos análisis de la información que estamos accesando. 

Cuando pienso en estas cosas, pienso en mi papá y cuando yo era una adulta joven en sus veintes, y de como se quejaba de que "los jóvenes de ahora no saben lo que es..." y Yo con lo ojos vueltos para arriba del cansancio que me daba aquella jetera. Hoy, con 42, me identifico tanto con esa afirmación. Comenzando porque la entiendo... pienso en que yo viajé por primera vez de 15, cuasi 16 años. Mi hija menor tiene pasaporte desde los 3 meses y su primer viaje fue de 7 meses a México. Pienso que, en mi caso, pues mucho del discurso de la inversión del tiempo y del dinero de mis padres se daba alrededor de la educación, cosa que evidentemente dió maravillosos frutos. Pero en retrospectiva, pues no, tampoco fue como que mis papás se dedicaron a ofrecerme una perspectiva de la construcción de un deseo, de esforzarme a ello, de lograrlo... de la satisfacción de eventualmente conseguirlo y poder hacer una revisión sobre lo logrado. Hoy creo que es una experiencia que hubiera agradecido mucho, pero como no la tuve, me tocó aprenderla por las muy malas. 

Yo no aprendí a ahorrar, ni a proyectar... no sabía que no sabía. Hoy sé que vivía mucho al día y sumida en una ola circunstancial que, como la tormenta perfecta, a través de estar en el lugar momento, en el momento correcto, formé parte de la fuerza laboral que inundó esté país para la década de los 2000's. Éramos un montón de profesionales recién egresados que ingresamos a trabajar a las transnacionales que estaban abriendo sus centros de servicio en Costa Rica, con salarios muy por encima de la media para la época. en cuestión de 8 años éramos como una nueva clase media alta, eso sí, completamente dependiente de sus salarios, sólo que de nuevo, no lo sabíamos. Digo esto porque nuestras personalidades terminaron de adultecer a través de estas posiciones de poder de las que gozábamos en nuestros trabajos. De repente no hay que generalizar, pero observo con detenimiento y quietud aquella época y me pregunto si así era la vida de nuestros padres cuando pertenecían a la fuerza laboral en un mundo **NO** globalizado. Digo dependientes porque al tener la idea de que éramos gente de plata, pocos estaban pensando en un futuro que sí podía desaparecer. Talvés solamente me pasó a mí, porque decidí bajarme de aquella ola para tener hijos... mis amigues continuaron y luego me di cuenta de que no eran mis amigues. Parte de mi personalidad forjada en ese ambiente era creer que lo eran. Pasábamos la mayor parte del día juntos, de día y de noche, cubriendo otras zonas horarias desde Costa Rica, acercándonos de a pocos a la globalización, de nuevo, sin saberlo. Nos comunicábamos con personas en Europa y en Asia y forjábamos relaciones con ellas y luego les íbamos a visitar, o venían de visita a nuestro Centro. 

Yo me bajé a "arreglar" mi maternidad. Cuando decidí casarme con el papá de mis hijes menores, conversamos abiertamente al respecto de si queríamos tener hijos, cuántos... y le dije que yo quería quedarme en la casa para criarlos. Al menos durante un tiempo. 

No creo que alguna persona en el mundo se case creyendo que se va a divorciar, o que esa posibilidad es real, no al menos a nuestro nivel. De repente por eso hay acuerdo prenupciales en otras esferas sociales. 

Cuando llegó el momento, lo hice, redacté mi carta y fui a dejarla después de que nació mi hijito. Me fui para mi casa a vivir la vida que había elegido libremente y de la que no tenía ni idea de cómo era... no se me ocurrió pensar en cómo había sido la vida de mi madre, completamente dependiente de mi papá... porque eso fue lo que pasó: me convertí en una dependiente de mi esposo, completamente. Para comer, para vestir, para salir, para tomar desiciones... No sabía que pasaba a tener que verificar todo con él, que de fondo era como pedir permiso. 

El divorcio vino y con él, la realización de que había construido una vida en la que no era dueña de nada... la casa a nombre de una sociedad, el carro a nombre de él, las empresas en sociedades... recuerdo tomar esas desiciones pensando en proteger el patrimonio que habíamos construido (when there was a we). No tenía "ni un cinco" decimos en Costa Rica, para enfrentar el mundo a mis 37 años. Cómo enfrentar aquella crisis en la que me estaba quedando sin un lugar dónde vivir, con qué comer. Yo tenía mi título, pero fijense que yo no me pude reinsertar en el mercado laboral en el que estuve... pasé meses buscando trabajo para poder al menos, reiniciar... nada. Me tocó aceptar un trabajo como agente de servicio al cliente. Yo nunca había hecho eso en mi vida... no hay cosa más horrible y más mal pagada, simplemente no lo saben. 

Muchos de mis congéneres me cuestionaban ante mis quejas, de que los Call Centers eran una gran fuente de empleo... claro, pero igual mal pagada e infravalorada... 

No me quiero desviar mucho, eso me es muy fácil... pero para poder sobrellevar esa crisis, unos amigos aceptaron darme un cuarto para vivir yo mientras ponía mi apartamento. Nunca podré agradecerles los suficiente lo que hicieron por mí. Pero igual, eso no evitó que me tuviera que endeudar, y mucho para poder poner mi apartamento. Estaba viviendo la crisis de la mediana edad sin un cinco para enfrentarla. No tenía control sobre mis emociones, seguramente de naturaleza, pero tampoco había tenido buenos ejemplos en todo caso, y por tanto, gobernada por ellas como estaba, tomaba mala decisión tras mala decisión, especialmente con la plata. 

Hoy es otra cosa, pero tuve que tocar fondo. Ojalá no tuviéramos que tocarlo para aprender las lecciones... la raza humana es medio masoquista, a puro palo entendemos. No todos, pero la mayoría, y bueno, las mayorías eligen presidentes. 

Toqué fondo y empece a subir... a pagar mis deudas, a ahorrar... APRENDÍ  a ahorrar... APRENDÍ, si, porque Yo no conocía el aplazamiento de la gratificación. Conocía de darme todos los gustos que quisiera porque podía y porque sí. Pero no el gusto de cerrar un año verificando si había ahorrado lo que me propuse; o si había cumplido metas... porque nunca me había planteado metas en un año. 2022 fue un año transformador, no me reconozco. El sufrimiento perpetuo (de aquella época) de verme sin nada para chinear a mis hijos... porque cuando los chineaba no era con MI dinero, pero el nuestro... que a la hora de repartir, pues era de él y no de nosotros. No me malentiendan, yo renuncié a todo... TODO con tal de que me firmara el divorcio. Como yo habemos muchas, aunque no lo crean.

Luego vino el 2023, un año de transición hacía la mujer que soy hoy y que ya siento que la encarné completamente, aunque hay días en que la veo al espejo, o escucho su tren de pensamiento y lo que me recorre el cuerpo es la sensación del "vacío de conocimiento", como lo he llamado en terapia. Es no saber qué hacer, qué decir, porque aquello que yo sabía y creía que yo era, ya no está y por tanto, tengo que construirlo. Construir lo que hacer o lo que decir para poder seguir viviendo en esta nueva realidad que, habiendo entendido el concepto de "una maratón", no solamente como una meta deportiva, pero como una forma de ver la vida... una forma de desarrollar proyectos, una forma de entender el mundo; se abre ante mí llena de posibilidades. Una vida que me permite planear, construir, desarrollar, crear... creer. 

Gracias por la oportunidad de aprender a entender que en la vida hay cosas que valen la pena esperar; como con las matitas cuando las sembramos... las sucus, tan de moda post pandemia... con paciencia, creciendo muy lentamente, hasta que un buen día... amanecen con una hermosa flor que nos recuerda que el tiempo es una ilusión y que estar en el aquí y en el ahora es una gran victoria, DIARIA. 

Por lo que fue, es y será, GRACIAS. 

martes, 27 de agosto de 2024

Control

 Hoy a las 7:30 am me sentía ganadora. A pesar de tener el día libre, tenía planeadas un sin fin de actividades que pensaba tener listas a las 11 am. Primero iba a ir a la Clínica de mi casa para pedir una cita porque me solicitaron una epicrisis de mi diagnóstico de Dorsalgia en la oficina que estoy trabajando ahora. La que tengo es de abril de 2020. Entonces me fui de madrugada a hacer la fila porque, en Antonellitalandia, pues tenía que volver a pasar por todo el proceso de valoración del médico... entonces me dieron cita a las 12 pm, pensando en que tenía cita para mi primera mamografía de mi vida agendada para hoy a las 9 am. La tenía desde el año pasado. 

Bueno, me dan la cita, y la chica me dice: "le voy a dar la cita, pero la actualización de la epicrisis se la hacen en la dirección médica", y ya para eso eran las 6:45 am... entonces decidí esperar a que abrieran a las 7. Efectivamente, me tomaron los datos, pagué unos timbres y dejé haciéndose la nueva epicrisis. Ese documento es para que me den teclado y silla ergonómica. Ya a las 7:30 am había dejado haciendo esa carta y solicitada mi receta de medicamentos mensual... me sentía GANADORA y PLETÓRICA de tener todo listo tan temprano... ya ahora solamente me tocaba coger la interlínea para irme para el Hospital México. Me sentía tan triunfadora de estar haciendo todo en bus. Inclusive, el tema de la epicrisis, para que me la dieran la primera vez fue una "lucha" de seis meses en la caja, y digo lucha porque era un ejercicio de paciencia: primero el médico general, luego unas placas para descartar, luego la referencia a Fisiología, luego que me vieran y me mandaran exámenes de los nervios para descartar afectación (sentía la mano adormecida la mayor parte del día y un hormigueo en el cuello). Sentía que esa prueba de paciencia de esa época había valido la pena y me había dado frutos porque ahora ya era todo mucho más rápido y sencillo (igual son 22 días hábiles de tiempo de respuesta, léase correctamente un mes, me pidieron que recogiera el 20 de septiembre). 

Entonces cogí la interlínea y llegué al hospi a las 8:30am... qué maravilla! No podía ser mejor organizada, previsora... WOW. Hago la fila y hay una señora adelante mío y le veo una hoja en las manos y sentí un escalofrío que me recorrió la espalda... no andaba la referencia médica... Sintiendo que el mundo me sonreía, me acerqué a la recepción y le dije al funcionario: "tengo cita a las nueve, pero no ando la referencia... igual me pueden atender?" a lo que me responde muy amablemente que no, que sin eso no me podía pasar. 

Empecé a tratar de "resolver": "puedo ir a traerla y me pasa, muchacho? vine temprano y todo"... "puede venir pero ya sería a esperar campo de ausente". Todavía positiva llamé a un amigo que vive cerca del hospi y me llevó a mi casa y nos devolvimos... la vuelta nos tomó 45-50 min. Cuando llegué a las 9:20, entrego la referencia y me asignan el número dos de que ya había alguien esperando un campo de ausente. 

A las 10:15, que fue a la hora que me dijo que le preguntara, pues le pregunto y nos dice: "ya vinieron todas las personas de las 10, ahora sería hasta las 2:15 pm, si gustan se van a comer y regresan". Muy resignada, frustrada, me levanté para ir a comer y esperar esas cuatro horas... me empezó a doler la cabeza de pensar estar ahí... y en eso me dije: "porqué quiero esperar? porqué tiene que ser HOY? Yo no tengo antecedentes familiares, ni un diagnóstico o algo parecido que me demande quedarme aquí". Me devolví y le pedí que me diera la cita para cuando hubiera campo... mi nueva fecha de mamografía es el 9 de julio de 2025 😅

Me dieron ganas de contarles esta historia... cuando llegué a la casa, porque tenía el día completo para esto, me dediqué a armar una presentación y hacer unos documentos... fui productiva todo el día porque me "pide flexibilizar". Talvez habrán personas que no entienden el GRAN LOGRO que es poder soltar algo en la cabeza de una persona que no se permite errores... pero milagrosamente, no sólo me pude concentrar, si no que también no me acordé en todo el día de mi olvido, hasta que llegué a la tarea de hoy que era escribir esta entrada... 


Todo es perfecto y correcto, en el aquí y en el ahora.


Por lo que fue, es y será, GRACIAS.

martes, 20 de agosto de 2024

Día de las Madres

 Desde hace un par de años escribir acerca del día de la madre me resulta contradictorio. No por nada malo, digo Yo, pero porque mi relación con la maternidad a sido ambivalente. Mis hijes son mis amores, por supuesto que los amo con locura, de eso no cabe ninguna duda. Pero el planteamiento que tengo frente a la maternidad se ha transformado conmigo a través de los años. 

Fui una madre muy joven, tenía 19 años cuando Ignacio nació. Recuerdo la burbuja emocional en la que una se hunde… es hermoso descubrir a esa personita, su personalidad, sus rasgos físicos parecidos a una misma, y de paso al papá. El olorcito de bebé (en serio, si existe). Yo, que pude dar de mamar, verles crecer, engordar y sentir orgullo porque, adicional a haberlos gestado, los engordas con tu leche. Se siente una poderosa al descubrirse hembra mamífera. 

Cada que escribo acerca de esto y de muchas cosas, pienso: “para MI”, porque sé que hay muchas mujeres que ese proceso no lo disfrutaron, ni lo recuerdan con cariño… y eso ESTA BIEN también. 

Pero sí, Ignacio iba creciendo, y con él, los diferentes retos que como madre me enfrentaba. Cuando lo tenía de días de nacido pensé: “esto es muy fácil, no entiendo porque la gente se queja tanto”; poco sabia Yo que ser madre era más que darle de mamar a mi hijo recién nacido y ponerlo a dormir en las noches; que era mucho más que cambiarle el pañal cada vez que se hiciera caquita. Yo no sabía que cuando una se convierte en madre, se llena de miedos y de amor, una combinación que solo se traduce en instinto... de la mano de los hijes comienza el nacimiento de una nueva mujer, más sabia y conectada, más consciente. 

Tampoco entendía nada del amor que a una la embarga cuando le nacen los hijos: olerlos, reconocerse en su rostro, oírlos, es una sensación como de que explota el pecho; Yo pensaba que no podría amar a nadie *NUNCA* como Yo amaba a Ignacio. Sin embargo, otro hijo llegó, Javier y con él aprendí que sí, por más trillado que suene el amor si se multiplica. Ahí estaba ese bebito diminuto y Yo sentía que el pecho me explotaba, ya no amaba a uno con locura, era a dos y con esa sensación de amor se acrecentó mi capacidad de darme, de transformarme, de trascender, de amar. 

Con todo esto, Yo sentía que me llamaba un bebé más y recuerdo pedirlo con vehemencia; no pedía una o un bebé, solamente me colocaba la mano en el vientre y soñaba con un embarazo... anhelaba una maternidad más. Recuerdo que cuando me di cuenta de que Julia venía me invadió una sensación que no sé explicar: una combinación entre plenitud y gozo. Cuando nació pensé en que aquello era un sueño del que no me despertaba... ahí estaba aquella bebé que Yo sentía, venía a completar mi familia, aquella sensación de que me faltaba algo se llenaba con esa pelotita que tenía en mis brazos.

También pienso que las maternidades están llenas de incongruencias invisibilizadas e innombrables. No hay derecho. El cansancio extremo, la sensación de fracaso: nunca sabes si lo estás haciendo bien, y sólo toca confiar; el abandono de la sociedad, la ausencia de tribu, los pezones rotos, las panzas que cuelgan y las tetas llenas de leche... el duelo del cuerpo que tuve y del que tengo. El arrepentimiento, porque SÍ, habemos quienes nos arrepentimos porque sentimos que era DEMASIADO y que de haber imaginado lo que iba a ser, de repente no lo hubiéramos intentado. No importa cuando planeé y anhelé a esos bebés. La culpa, culpa por arrepentirse, por reclamar, por insatisfecha... por el niñe que llora y del que deseamos descansar, pero que, si lo hacemos, nos sentimos culpables también. Y allá, al fondo, por el otro lado: el amor, la dulzura, las risas... los cuentos, las historias... los despertares, los aromas de bebes, las frases divertidas que no se olvidan y trascienden la edad de las crías; las miradas de amor, los: "gracias, mami", cuando limpiamos moquitos, o servimos un platito de comida... un abrazo sentido cuando finalmente ese niñe corre a tus brazos después de un día duro o el: "te amo, mami", con ojitos llenos de sinceridad; todo eso de lo que también están llenas las maternidades... generando contradicción, la relación de amor y odio.

Ser la madre de mis hijes me llevó por un camino incierto que me ha dado grandes alegrías y desde ese lugar hoy *y siempre* le deseo a todas las mujeres del mundo que sus maternidades de críos, proyectos, trabajos, sueños y todo lo que puedan concebir en su mente y lo materialicen en su realidad, sean deseadas, anheladas; que les realicen, que cuando vuelvan su mirada atrás puedan sentir plenitud y agradecimiento por el camino andado; muy especialmente le hago reverencia a las madres de pequeños humanos, en este contexto de hoy, criar niños es de valientes y ante ustedes me inclino por su entereza de asumir esa gran responsabilidad de criar mujeres y hombres de bien.

¿Se llega a estar en paz con la maternidad? ¿Pasa por la capacidad adquisitiva y sentirme segure en las necesidades primarias de mis hijes? ¿O es acerca de mí misma y de mi proceso de transformación personal? ¿Los famosos acuerdos con los que nos elegimos con nuestros hijes antes de encarnar? No tengo idea aún. Sé que hay días en los que me levanto sintiéndome satisfecha y feliz de lo logrado. Ver a mis hijes hoy y sentir que todo está bien, que todo es perfecto y correcto. Nacho viajando y siendo independiente y autogestionado. Mis hijes menores aún creciendo, pero con la certeza de que un día a la vez. Que la maternidad, como otras tantas cosas, es una carrera larga, una maratón que corremos a ciegas… tirando semillas por aquí y por allá, con la fe y la esperanza de que germinen en hermosos árboles con frutos dulces.

Pero no, no digo feliz día de la madre porque no importa cuanto tengan romantizada su relación con su propia madre, hay malas madres por ahí... las tóxicas, narcicistas, egoístas, que no pudieron nutrir a sus hijes por sus propias carencias, porque tenían que cumplir y parir les hijes de la pobreza... los del patriarcado. O las que no lograron cumplir con los estandares de maternidad impuestos... las abandónicas... Esas madres aún duelen en el alma; no, no todes pueden desear ni tener un feliz día de la madre.


martes, 13 de agosto de 2024

El tren de pensamiento

El gran conflicto con el que me enfrente a la hora de reconstruir mi capacidad de creer en **algo**, fue en el de aprender a creer sin dogma. Qué es el dogma, dirán ustedes?, pues es el grupo de creencias de carácter indiscutible y mandatorio para los seguidores de cualquier **religión**. Yo necesitaba fervorosamente creer que alguien podía lo que Yo no, para poder iniciar el camino hacía la sobriedad, nos dicen en el programa de los doce pasos para los hijos adultos de los Alcohólicos Anónimos. Poder abandonar mi necesidad de control en el seno de alguien o algo, para poder entonces Yo enfocar mi atención y acciones en lo que sí podía hacer con mis propias manos, lo que sí podía controlar. 

En el programa nos enseñan a vivir el día a día, hora a hora, minuto a minuto y así sucesivamente. A entender que respecto del pasado ya nada se puede hacer, excepto enmendar, y que respecto del futuro nada se puede hacer, excepto confiar, confiar en el aquí y en el ahora. Entonces, dicho eso, rendirme a mi pequeñez humana ha sido un camino lleno de altibajos: desde aceptar que mis hijos, LOS TRES, viven con sus padres, hasta la relación de mis padres... NADA puedo controlar, excepto mis pensamientos y bueno, qué tarea más difícil... es absolutamente retador controlar los pensamientos, pues porque para eso, tengo que primero tomar conciencia de ellos. Qué pienso? qué me digo cada minuto del día? Con qué tono? Ese primer paso es agotador, no que los demás no, pero detenerse en cada momento en el que realizamos que estamos teniendo una charla mental para "ver" qué es lo que nos estamos diciendo no es sencillo, pero es necesario. Una vez que una logra "detenerse", detenerse en el hecho de que "estoy pensando esto...", "me acabo de decir tal cosa...", el siguiente paso es detener el tren de pensamiento (como el de Intensamente), y sustituir el discurso. 

Cuando empecé este trabajo me dieron un mantra, uno para que cada vez que me diera cuenta que me estaba diciendo las cosas tan horribles que me decía: "sos la peor mamá tus hijos te odian; obvio que no están con vos porque están mejor sin vos; sólo para hacerlos sufrir servís; sos una necia, la más intensa, la que más cansa..." y podría seguir... he descubierto en estos años que no hay palabras mas crueles que las que nos decimos a nosotras mismas. Pero bueno, el mantra dice: "todo es perfecto y correcto en mi mundo" o "estoy bien, estoy a salvo, en el aquí y en el ahora". Ambos mantras tienen la misma intención, redirigir la atención de la mente a otra cosa, la que sea. Cada vez que me descubría recordándome lo mala mamá que era, lo mucho que no sabía cuidar a mis hijos y lo mucho mejor que estarían sin mí... si Yo no estuviera, si Yo me muriera... me detenía de golpe, llorando, a decir en voz alta esos mantras... Unas veces si me daba cuenta y otras no... pero nunca dejé de hacerlo cada vez que me daba cuenta. 

Y como con el concepto del interés compuesto, un día sí y otro también, ahí iba Yo, deteniendo como con freno de mano en una bajada el carro sin control y a gran velocidad...: "todo está bien en mi mundo, estoy a salvo, todo es perfecto y correcto". Notarán que es ligeramente diferente, no pasa nada, la forma es diferente, pero el ejercicio es el mismo. 

Tengo una maestra que me decía: "Antonella, a la mente como un perro (y tiraba el brazo de lado, como dando una orden) "CÁLLESE"". La mente está para trabajar PARA mí, no en mi contra. 

Tomemos control de nuestros pensamientos, un día a la vez, una hora a la vez, un pensamiento a la vez... hasta que se nos haga costumbre hablarnos bonito. Desarrollemos perseverancia, determinación y un inquebrantable compromiso con nosotras mismas al punto de que si no pudimos hoy, lo volvemos a intentar al día siguiente, con fe.

Por todo lo que fue, es y será, gracias. 

martes, 6 de agosto de 2024

Cuesta arriba

 Viene el día de la madre y con él, la ambivalencia de la celebración de un evento que no debería ser algo que hagamos UNA vez al año, y la evidente sensación de sentirse una festejada. 

Hoy me levanto con una sensación de tristeza. No se escribe cuando nos sentimos bien únicamente... no, escribimos para gestionar nuestras emociones... para poder acomodarlas por dentro y entonces que haya calma y paz, en la medida de lo posible. 

Escribir es una de las herramientas que, a través de los años, aprendí a usar para surfear el mundo. Desde niña se me daba bien, dicen que es heredado. Cuando digo que se me daba bien me refiero a que nunca me costó sentarme a hacerlo. Pero no porque se me da bien, es entonces fácil. Es diferente aunque no lo parezca. 

Podemos grabarnos haciendo un descargo, ya sea en un chat de WA con nosotres mismos, o podemos grabarnos con la herramienta del celular y permitirle al cerebro inundarse con la sensación de que "dijo lo que tenía que decir", de desahogo. El cerebro no distingue entre la realidad y la fantasía. En el cerebro lo que "sucede", ya sea a través de un pensamiento o porque estamos viviendo una experiencia, ES REAL. Así de poderosa es nuestra mente. Podemos pensar o recordar en un evento y, si el mismo no está "resuelto", podemos desatar en el cuerpo una reacción química igual a la que vivimos en ese momento... puede ser que nos sude las manos, que se nos acelere el corazón, que sintamos el vacío en el vientre... porque para el cerebro, lo que está sucediendo es real, entonces reacciona como si lo fuera. Esto aplica tanto a eventos felices, llenos de gozo, como a los eventos que nos causaron un dolor o una tristeza. 

Todo esto lo comento no sólo como una forma de ayudarles a entender el gran valor que nos aporta "sacarnos cosas de la cabeza" a través de un rato escribiendo, ojalá a mano para que el cerebro aproveche más el ejercicio; si no también porque tenía un tema completamente diferente planeado para la entrada de esta semana... pero voy a aprovechar este momento para gestionar un poco del dolor interno que ando por dentro. 

Mis hijos son mis amores, los tres... sin excepción. Sus vidas, cada una con su originalidad y particularidad, ha traído a la mía un sin fin de aprendizajes que eran nuestros acuerdos, los de cada uno de ellos conmigo. Que Yo tenga convicción a la hora de entender el porqué, en una perspectiva más amplia a la hora de racionalizar que no vivan conmigo es una cosa, pero que no me duela es otra. Los extraño cada día de mi vida. Los pienso todos los días al levantarme, al comer y al acostarme. SIEMPRE. No tener una relación "cercana" a ellos, una como las que pintas en redes sociales (sí, mea culpa, esos contenidos me salen en mi "feed" y estimulan la comparación de mi vida con la de los anaqueles que veo), es doloroso. No siempre al mismo nivel, ni tampoco todos los días. Unas veces me recuerdo (y convenzo) de que todo es una farsa y que no hay relaciones sin retos, que eso es mentira. Pero otras, como hoy, me digo que quisiera tenerlos conmigo, que viviéramos juntos, que pudiéramos conversar, desayunar juntos, ver pelis... filosofar... llevarlos, traerlos... todo... cumplir con el role de madre que socialmente se espera. Pero no, a mí me tocó otra cosa. Tenerlos largo, despedirme de ellos sabida de que los veo de nuevo en 15 días (a los menores), al mayor ya tengo un mes de no verlo y va a estar fuera del país hasta septiembre. 

En la utopía que la cultura capitalista y patriarcal han construido en mi cabeza, no peleamos... soy la madre nutricia que no tiene discusiones con ellos. La que les habla y ellos "obeceden", que escuchan con atención y que es importante en sus vida... que esa importancia se manifiesta como un canal de comunicación constante que nos mantiene conectados. Luego viene la realidad... y me recuerdo que nuestras almas van más allá de esta experiencia corpórea. Que vivimos conectados, que ellos vivieron en mí... que el amor trasciende barreras de espacio y tiempo.... y bueno, no se me pasa el dolor, pero me siento mejor. 

Cuesta arriba porque, como decimos en el programa de los 12 pasos: un día a la vez, en el aquí y en el ahora... dando gracias por lo que es, y por lo que no también. Cuesta arriba porque hoy siento el vacío muy fuerte, profundo... como creciendo en mi Anahata y moviéndose hacia los lados... extendiéndose por mis extremidades... creciendo con cada inhalación e invadiéndome con cada exhalación. 

Respiro la tristeza, recordándome que soy más que lo que ven mis ojos... que aquello que mi cuerpo puede sentir... que ellos y Yo escogimos este camino y que, aunque Yo no lo entienda, solamente me toca confiar en él. 

Por todo lo que fue, es y será, gracias.

martes, 30 de julio de 2024

Desde la intención

 Siempre que pienso en la idea de manifestar, se me viene a la mente mi chamanita, la Mamá CoatlChantiko, una preciosa mujer medicina que se convirtió en ancestra muy rápido. Cuando me estaba enseñando a usar un péndulo, en esa época Yo vivía muchísimo desde la víctima. Esta palabra encierra una connotación negativa, pero al mismo tiempo es la antesala de grandes maravillas, porque la víctima es la que nos muestra el camino hacia la adulta encarnada. La que decide "resolver" y "maternar", darle a la niña (en la forma arquetípica, porque es la niña la que llora y se enoja, la que tiene desbordamientos) lo que necesita para estar mejor. Viviendo desde la víctima, pues seguramente me puse a lloriquear que no me podía comprar uno porque estaban muy caros... a lo que me responde: "mi querida niña, cualquier cosa puede ser un péndulo, porque no es el objeto el que nos responde, es la energía". 

Tengo en mi brazo izquierdo tatuada una espiral pagana, es la imagen que pueden ver más abajo. 

La espiral pagana nos recuerda que los procesos de transformación que vivimos, no son uno que se inicia y se termina; por el contrario, son procesos en los que profundizamos más y más, de manera constante. Esta idea de la gratificación o satisfacción inmediata, esta ilusión que han creado las redes sociales de que a través de un click ya nos sentimos felices, nos ha modificado la forma en que nos relacionamos con los retos, con los desafíos. Creó en nuestra mente un mapa mental que nos hace creer que la resolución o elaboración de las cosas deberían de ser algo sencillo y fácil. Se nos olvidó cómo construir, y no sólo las cosas materiales, si no las emocionales y espirituales. 

Hemos dejado de lado la forma de pensamiento que valida el esfuerzo a través del tiempo, como algo que nos permite construir sobre bases sólidas ya sea nuestras finanzas, nuestra carrera profesional. Evidentemente el esfuerzo en el largo plazo nos desgasta, pero he ahí la magia porque desarrollamos carácter. 

Recuerdo con un poco de tristeza y también ironía la época en la que tenía un enorme desdén por todo este argumento y forma de pensamiento. Con tristeza porque para empezar, me hubiera gustado estar lista antes, pero no, todo es perfecto y es correcto, entonces me toca desdecirme, esto evidentemente ante aquellas personas con quienes tuve esas conversaciones; pero más aún con ironía porque sigo recordando a mi chamanita: "Antonella, el maestro llega cuando el alumno está listo, no antes". Bueno, evidentemente no estaba lista Yo en esa época XD. Me sentía constantemente desesperada por ver resultados de "todo" lo que hacía, lo quería YA. Quería quitarme de encima "la incomodidad" el mal estar de aquel proceso que Yo sentía que me desgarraba.

La consistencia, determinación, compromiso y esfuerzo de sostener un proceso en el tiempo es sinónimo de carácter, uno con el que no siempre se nace. Puede ser que tengamos mejores condiciones para desarrollar a, b, c, o d habilidades. La interseccionalidad nos permite entender que nacemos con condiciones muy diferentes y ese es el reto, sobreponernos a ellas en un mundo en donde la hegemonía es la norma, donde se espera lo mismo de todas las personas, **no importa qué**. A pesar de todo esto, para mí la magia reside en **la intención**. 

Cuando comencé a hacer Yoga, la maestra de esa época nos decía: "porqué motivo ofrecen esta práctica? Este esfuerzo de estar aquí hoy? Mantengan esta idea en su mente como la intención, aquello que quieren transformar... en ustedes, no en el otro". Aquello me sonó a rezar y claro, mis ideas contrarias se detonaron y me sentí molesta; pero decidí pensar en aquello que me dolía, lo mucho que deseaba que "se arreglara". Y con esa idea, apliqué la máxima del programa de los 12 pasos: "si hoy no le sirvió, venga mañana, qué tiene que perder?". Yo ya no tenía nada que perder y mucho que ganar. Día con día, sin saber si lo que hacía era "bueno o malo", seguía intentándolo, un día a la vez. Rindiéndome a los resultados y manteniendo la mente en el aquí y en el ahora, con la intención clara: "quiero sentirme bien". No siempre resultaba, pero otra máxima del programa es: "y si hoy no me "salió" bien, gracias por la oportunidad de reconocer los fallos, para mañana volverlo a intentar, con fe de que voy a tener esa oportunidad".

Recuerdo con mucho cariño la primera vez que "mi péndulo" funcionó. Tenía los ojos cerrados, mi mano izquierda extendida y con la derecha sostenía la cadenita sobre la palma izquierda... quería sentir la respuesta de mi ser superior... "dame mi sí", "dame mi no". Y como una caricia sentí como la energía movía la cadena y abrí los ojos... pude ver la manifestación física de mi SI (un círculo) y luego del NO (una línea, el péndulo se movía como haciendo una rayita). Sentí tanta emoción! Mi deseo, mi intención era sentir la conexión y después de meses de intentarlo, sucedió. Sí, meses. Me tomó trabajo personal, conocerme, liberarme de ideas que me impedían aprender cosas nuevas, ampliar mi mundo. El mapa no es el territorio, es UN camino, decimos en la Programación Neurolingüistica. Esto específicamente respecto de que "el territorio" es una representación no exacta de la realidad, que puede ser de muchas maneras. 

La intención hace la diferencia, TODA. La diferencia a la hora de iniciar un proceso de conocimiento personal, una nueva carrera profesional, un nuevo trabajo, un cambio de casa. Porqué deseo esto? Tiene intención o lo hago por impulso?, son preguntas que nos pueden ayudar a establecer desde dónde (y qué emoción acompaña) cada decisión que tomamos, para que generemos conciencia de nuestros pensamientos. 

Hoy me despido deseándonos aprendizajes dulces, y recordando que agradecemos por lo que fue, es y será, siempre. 

martes, 23 de julio de 2024

Te lo cuento todo!

Estaba sentada trabajando en mi sitio de internet y estaba pensando qué nombre ponerle a mi boletín. Lo pienso y sonrío. Por ratos aún mi diálogo interno me dice que lo que estoy haciendo es un gran papel y que deje de creérmela tanto... pero bueno, según he leído, pues casualmente ese periodo (que vuelve por ratos, no es como que se atraviesa una vez y ya) es casualmente el más difícil y en donde, se supone, el sistema implementado es el que sostiene el hábito. Es como un trabalenguas, pero trataré de explicarme. 

Cuando se hace “la bajada a tierra” de todo lo que deseamos hacer, y empezamos primero poniéndonos las metas a largo plazo (usualmente a un año, a tres años, a cinco y así sucesivamente), luego a corto plazo (semestrales, trimestrales) y eventualmente a actividades semanales y diarias, lo que hacemos es establecer la manera en que “nos vamos a comer al elefante”, porque no podemos en tres mordiscos, esa es la analogía. Cuando llegamos al nivel de detalle diario, pues entonces es donde comienza el ejercicio de mantener el foco, de poder concentrarnos en lo que tenemos que hacer porque “cada acción diaria, por más pequeña que sea, con el tiempo se acumula y SI o SI, da resultados”, este es el concepto aplicado de las ganancias residuales. Yo reconozco que la frase como tal la escuché muchas veces antes, pero nunca explicada de una manera en la que tuviera sentido para mí, o como me enseñaron en la cultura yódica “el maestro llega cuando el alumno está listo”, seguramente eso fue lo que me pasó. Yo no entendí ese concepto de una manera en que no solamente me identificara, pero también lo pudiera volcar sobre mi vida diaria. Nunca antes había Yo pensado en metas, ni mucho menos en objetivos, implementación de hábitos ni nada de esas cosas que en Antonellitalandia, se siente a un montón de cadenas que aprisionan (mi stellium en sagi grita AUXILIO y de la astrología hablaremos en otra ocasión). 

Pero resulta que cuando el momento fue el oportuno, Yo estuve lista para adoptar la metodología y sí, implementar un nuevo estilo de vida. Entonces, volviendo al punto de el boletín, pues siempre he querido escribir un libro, pero resulta (oh sorpresa!) que para eso, pues hay que desarrollar el hábito de escribir. No me lo creía hasta que entendí el concepto de: "cuando no hay motivación, hay disciplina". Güilas, qué pega!, en serio. Realmente confieso haber sido una detractora absoluta de este discurso... Me hacía sentir que era un tipo de compromiso que se traducía en imposición. Hoy creo que no tenía las razones o estímulos correctos para poder identificarme de manera adecuada. Mi compromiso conmigo misma hoy es escribir todas las semanas una entrada en mi blog, para desarrollar el hábito de la escritura, que no dependa de las ganas o la motivación, pues de esas, hay poca durante el mes. 

Entonces, pensando en el nombre de mi boletín, y en lo mucho que quiero que mi sitio de internet me represente, que la forma discursiva, los temas, el diseño y en sí TODO lo que estoy creando, sea una representación fiel mía, pensé en que Yo siempre le digo a la gente: "cuéntamelo todo!", ja. Y eso es lo que quiero hacer, contarlo todo, dar testimonio de lo que ha sido mi vida en los últimos años.. también quiero sentar las bases seguras de un posible libro, uno en donde... adivinen? Si, se los cuento todo!


lunes, 15 de julio de 2024

Mi descendencia

Ay, los hijos.... nadie nos puede preparar para el momento de traerlos al mundo... eso lo digo como una hembra adulta humana... me encantaría saber qué piensan los hombres que se han convertido en padres. 

Por mi parte, me convertí madre siendo una adulta **muy joven**, porque no era una adolescente, tenía 19 años. Siendo la hija mayor de mis padres, ya una de por sí está medio adultecida... hay grandes expectativas alrededor de los hijos mayores: lo que se les enseña, cómo lo hacen (ellos), muy poco de eso, al menos en mi experiencia, tiene que ver con los hijos y por el contrario, mucho con quienes creen nuestros padres que son y qué pretenden hacer con nosotros. Lo digo, nuevamente, desde mi propia experiencia. 

Cuando nació mi hijo mayor, pues vivía aún con mis padres, empezaba la universidad y tenía una relación con el papá de mi hijo que era una relación adolescente... con mucha inmadurez de por medio. Siempre le digo a mi hijo que si quiere preguntarse cómo eran las cosas para mí como su madre, pues que se piense a sí mismo con un bebé... evidentemente esa imagen lo impacta. Tiene 23 años y viaja par de veces por año ya sea a Europa o en las Américas... y siendo que es un adulto bastante funcional (que se paga su aparta, sus estudios, sus viajes, sus gustos), pues claro que esa era Yo, pero lo tenía a él y el gran conflicto que eso me representaba como una joven adulta que se estaba desarrollando... Yo adultecí siendo su mamá. No reniego, simplemente lo establezco. Yo soy de las que cree que todo es perfecto y correcto y que lo que sucedió era lo único que podía suceder... Yo soy quien soy hoy por ese embarazo tan joven... y resulta que a mis 42 años, pues me gusta mucho quien soy, esto sin dejar de lado todo aquello que me he dicho que pude hacer mejor y que hubiera deseado entender de otra manera para hacerlo diferente, por él, no por mí. 

Y con esa idea me casé. Elegí al papá de mis hijos desde la certeza de que quería darles un maravilloso padre presente, buen ejemplo, involucrado, sin vicios, con una alta moral y principios, inquebrantables de paso. Nunca imaginé Yo que aquel matrimonio comenzaría a trazar el camino que pues llevaría a mi hijo a vivir con su papá... porque eso fue lo que pasó. Con mi permiso, claro que sí... y con la convicción de que era lo mejor para él, pero con el gran sufrimiento que me significó. Ninguna de nosotras, al menos en Antonellitalandia y su burbujita, trae sus hijos al mundo para no vivir con ellos, menos en una sociedad que establece: "los hijos son de la madre", como una sentencia que si no se cumple, se cuestiona el desempeño... no así cuando los hombres no vivencon, ni crían a sus hijos. Ese dicho establece que los hombres no los van a criar y que somos nosotras las que, en la carrera larga, somos las responsables. 

Eso lo digo porque al poco tiempo de embarazarme de mi primer hijo de mi matrimonio, pues mi hijo mayor necesitó ir a vivir con el papá y Yo no estaba lista para esa conversación a nivel emocional. Una maestra que amo mucho me dijo: "el corazón va siempre detrás de la razón"; Yo sabía que aquello era lo mejor para mi hijo, pero mi amor por él, (construido alrededor de la madre soltera, que saca a su hijo adelante, que es la única merecedora de las felicitaciones por sus triunfos), no me permitía sentirme al nivel de las razones que me llevaron a aceptar que se fuera a vivir con su papá a San José. Aquello fue un sufrimiento que casi me mata y Yo ya tenía a mi segundo hijo... un bebé de 11 meses, completamente dependiente de una madre deprimida y medio suicida. Mi bebito vivía con una mamá que estaba elaborando un duelo de otro hijo, mientras él mismo me preguntaba por su hermano... aquello era una "tragedia" en aquel momento para mí.

Pero la vida pasa, los días siguen pasando... en el programa de los doce pasos para hijos adultos de Alcohólicos Anónimos nos enseñan a "vivir un día a la vez"... y así pasaron los días y los años... y vino mi segunda hija, y entonces ya no tenía un bebé, tenía DOS. Por dios... Yo deseaba tener dos hijos... que se acompañaran, que se amaran... máxime después de las soledades que mi hijo mayor me reclamaba ("mamá, dónde está mi hermanita?"), GLUP. Pero a mí NADA me preparó para tener dos bebés completamente dependientes de mí... aquella responsabilidad me desbordó, fue demasiado. No importa cuánto Yo haya querido, planeado y pedido esos bebés... por favor, es lo primero que le sacan a una cuando se queja con justa de aquel trabajo tan agotador... "deay pero usted quería"; diay, claro que sí, porque no tenía idea de lo que significaba ese deseo en la realidad... Pero como dicen en el programa: "hago lo mejor que puedo, en el aquí y en el ahora", y eso hice. 

Eventualmente llegó mi proceso de divorcio del papá de mis hijos menores y con él una nueva toma de decisión que Yo nunca quise, pero que me tocó. Para el momento de mi divorcio Yo trabajaba como profesora de Yoga y hacía ferias de salud vendiendo aceites esenciales (todavía vendo, por si quieren 💟), pero aquello no daba para sustentar a dos niños menores de 5 años, ni para sostener la casa que teníamos.. Hice TODO lo que pude, TODO... solamente mi ser superior y Yo sabemos cuántas vías agoté para asegurarme de que mis hijos estuvieran conmigo... pero como "todo es correcto y perfecto", mis hijos quedaron viviendo con su papá tras nuestra separación. En otra provincia. Y Yo en la casa de unos amigos que me ayudaron mientras lograba ponerme mi apartamento. Aquello era la noche más oscura de mi alma... DE NUEVO. Me quise volver loca, la ansiedad por la separación me hacía no dormir, pero tenía que trabajar (en horario de 6-3), tenía que seguir adelante... recuerdo los llantos amargos, los desbordamientos, las confrontaciones, los años de visitarlos en medio de una tensión creciente entre su papá y Yo. Me sostenía la certeza de que **algo bueno tenía que haber** del otro lado... que "dios sabe porqué hace las cosas", que eventualmente **todo se iba a arreglar** (o sea, que iban a vivir conmigo nuevamente).

El mismo amor y convicción que sustentaron mi decisión de que mi hijo mayor viviera con su papá, fue el mismo amor y convicción que me llevó a aceptar el camino que ante mí se abría: mis hijos menores de 5 años quedaban viviendo con su papá, y me iban a visitar a mí, y no al revés. Chiquis, Yo les pregunto: quién no se quiere volver loca si sus tres hijos viven con sus padres y no con ella?, eso en el contexto de esta sociedad patriarcal? Los señalamientos de la sociedad que cuestionaba mi situación no eran más fuertes que la culpa y el fracaso que sentía... aquello era una pesadilla de la que no me acababa de despertar. 

Y luego, las horas amargas se volvieron días, y los días meses, y los meses años... y me convertí en la madre que tanto deseaba, la que Yo quería ser para ellos... a través de esa separación y mi proceso terapéutico elaboré la distancia, sané mis dolores... me transformé, de nuevo. Aprendí que la divergencia se vivencia no solamente desde la sexualidad, si no desde el mismo hecho de ser un ser vivo y vivir en paz con lo que hay, dejando de tratar de cambiar lo que es para que sea lo que quiero... dejando de querer cumplir con lo que se espera, y haciendo lo que puedo, de la mejor manera posible... porque la magia reside sí, en aceptar lo que hay, lo que es... la desesperante lucha interna por cambiar la realidad por lo que Yo creo que debería de ser es algo que agota y vuelve loca a cualquiera. Aprendí a hacer las paces con la realidad (aquello suena como un encendedor que se prende.. NO LO ES), a vivir en el presente, en el aquí y en el ahora, aceptando lo que es, y aprendiendo a reconocer la diferencia entre lo que Yo sí puedo cambiar y lo que no. Solté para sanar y eventualmente amar. 

Mi maternidad divergente no es única, sé que somos muchas las mujeres que vamos por el mundo no teniendo a nuestros hijos con nosotras... las diferentes razones que nos llevaron a eso no vienen al caso, pero puedo hablar por mí cuando digo que mi amor por mis hijos fue más grande que mi deseo de tenerlos conmigo, y decidí teniendo en mente lo mejor para ellos (que igual me van a reclamar, ni modo).

Deseo dejarles esta herramienta, la Oración de la Serenidad, la que me recuerdo cada vez que empiezo a dudar de mí... la que me recuerda que hoy es una oportunidad que se acaba... y que cuando estoy en la cama puedo agradecerla... agradecer la oportunidad de haber hecho lo que podía y que descanso con esa certeza... descanso en la FE. 



jueves, 11 de julio de 2024

Estar sola, o estar conmigo?

Por mi personalidad, típicamente charlatana y burlona, Yo tiendo a hacer muchas bromas en redes alrededor de los hombres. No voy a entrar en el área de establecer si eso está bien o está mal, porque para mí, lo más importante en este momento es que partamos de la base de que en este espacio somos una comunidad de personas que puede escuchar/entender a la otredad sin querer cambiarle (quién la lee je). Dicho eso, cada uno de nosotros, desde su lugar del mundo observa las mismas realidad, pero **siempre** las va a entender diferente. Esto porque en nuestra percepción del mundo influyen un sin fin de ideas que, tengamos conciencia o no, son preconcebidas alrededor de lo que creemos que es o significa una cosa u otra. Parece un trabalenguas o cantinfleo, pero de forma, porque de fondo tiene sentido. 

Comienzo dando esa introducción porque una cosa es que Yo pueda y esté en posición de hacer bromas alrededor de estas disyuntivas entre hombres y mujeres, tan polarizadas hoy día (pienso que desde siempre, el tema es que ahora tenemos las redes sociales), y otra muy distinta el trabajo personal que hago para poder tomar decisiones en mi vida. Dicho eso: estuve casada 9 años, antes de eso, fui pareja de esta persona durante dos años, de los cuales convivimos unos 8 meses hacia la fecha de la boda. La convivencia **es hermosa**. Permítanme establecer eso claramente: LO ES. Recuerdo la época en la que hicimos (when there was a we) el curso prematrimonial y nos decían: "la vida matrimonial ES una vocación". Pucha, qué palabras más ciertas y que no entendemos completamente cuando estamos ya subidos en el tren del matrimonio, el "inevitable" final de cualquier vinculo sexo afectivo que desarrollemos. Y va entre comillas porque, bueno, resulta que eso es una creencia o demanda, "check list"  dice una amiga (saludos Ale), que flota como una nube invisible a nivel social... ya sea tanto para parejas heterosexuales como homosexuales (sin entrar en detalles), pero es a lo que se "aspira" una vez establecido un vinculo estable y "formal" (y dale con las comillas).

En fin, la cosa es que decidí divorciarme, con todo lo que eso implicó y que no voy a detallar en esta entrada, pero eso hice y por primera vez en mi vida, empecé a vivir sola. Sí, sola sin mis hijos. Sin embargo, durante ese periodo experimenté con otras formas relacionales y una de esas fue el poliamor, NO LA POLIGAMIA. Una apertura a tener diferentes formas de manejar las relaciones y les cuento que a pesar de los grandes retos (que todas las relaciones tienen), fui muy feliz, Conocí y desarrollé vínculos sexo afectivos con dos hombres maravillosos, llenos de virtudes y claro, como todos, llenos de defectos. Y fue en esas relaciones donde descubrí cuán integrada tenía la idea de que construir esos vínculos, pues sí, claro, eventualmente llevarían "a algo más"... y resulta que no... ninguna de estas personas querían eso, no conmigo al menos. Fue un trago amargo, de forma porque evidentemente el rechazo es duro, pero de fondo porque Yo conscientemente decía que no quería vivir con ninguno... La cosa es que me confrontó con todo lo que Yo decía saber y que no sabía, y ni siquiera lo sabía 😁. 

Los años pasaron y estas personas siguieron sus caminos, en ninguno de esos estaba Yo... ellos tampoco en los míos... conversamos sí, ahí de vez en cuando, pero Yo sigo sola y ellos... pues no sé. 

Después de esas relaciones me dediqué a entender "qué pasaba conmigo", porque me sentía confundida.. "Yo quiero vivir sola", me decía; "no quiero a **nadien** en mi apartamento", "me gusta mi soledad"... pero igual insistía en "tratar de estar con ellos". 

Lo que he descubierto es que estando sola puedo conocerme más a mí misma: quién soy cuando no cuido de nadie, cuáles son mis pensamientos cuando no están puestos en la otredad (pareja, hijos, amigos)... cuando mi deseo está puesto en mí... qué pasa entonces? ESE es el trabajo en el que estoy hoy. Es uno que, como todos, tiene sus altos y sus bajos... uno que me deseo para mi misma esté lleno de aprendizajes dulces, pero que de momento me anda como en una montaña rusa.... con huecos en la panza y con mucha incertidumbre y por ratos, mucho miedo. 

Aprender a estar sola es, de muchas maneras, lo mejor que me pudo pasar en la vida... que ese es el camino que hay que transitar siempre?, no lo creo... es el que me tocó a mí y al cual me resistí muchísimo, pero que hoy disfruto enormemente y que agradezco por haber podido aprender a transitar. 

La convivencia ES HERMOSA, pero no es para todo el mundo, pero nadie nos lo dice cuando andamos desarrollando relaciones de pareja... no sabemos que tenemos opciones. La convivencia, o el simple y llanamente tener un otre significativo es estar abierto a la negociación, a la construcción, a ceder, a "perder" en tramos cortos de la carrera, porque no estamos en un fondo, estamos en una maratón... es estar dispuesta a co-crear con otra persona y eso infiere perder una parte de mí... de vos. Por eso es que decidí quedarme sola... hasta nuevo aviso jeje. 

En estos años he desarrollado herramientas que me permiten acompañarte, no sustituye tu proceso terapéutico (que si no lo has empezado, nunca es tarde), pero que a mí personalmente me ha ayudado a sostener esta larga carrera que es el proceso de conocerse, de crecer, de soltar... de soltar para sanar y de sanar para amar... Te acompaño si quieres.

Por todo lo que es, fue y será... GRACIAS.

miércoles, 3 de julio de 2024

ConocerME

Cuando comencé a transitar el camino de la transformación personal, lo hice desde el lugar en que tenía certeza de que había algo malo en mí. Esto no tenía que ver necesariamente que ver con una autoimagen, pero sí con la idea de lo que es ser "buena persona", de repente si era autoimagen, je. En la mente de la persona que Yo era en esa época, por ahí del 2001-2002 (para cuando nació mi hijo mayor, Ignacio), Yo lo había "hecho todo mal": había tenido un hijo soltera, no solamente eso, sin haber cumplido los 20 años. Era hija de un hombre que tomaba en demasía, y hoy sé que no era por adicción, era pura pasión jeje. ME había egresado de un colegio público y tenía un ambiente familiar en donde había mucha violencia y agresividad interiorizada. Recuerdo con mucha certeza que Yo, todo aquello, lo detestaba... y soñaba con "escaparme de mi casa", llevándome a mi hermano menor conmigo, en aquella época de unos 8 meses. Ay, la inocencia. 

Con Miranda Grey durante mi certificación como Moon Mother en 2015

El punto alrededor de esta historia es que, a través del contacto en sociedad, Yo desarrollé estas ideas. Si me hubiera criado en un colegio público desde niña, hubiera sido diferente? No lo sé, pero creo que en la de menos no hubiera cuestionado tanto lo que veía en mi casa: que en vez de tener una casita, vivíamos con mis abuelos maternos; que mi papá en vez de llegar a hacer tareas conmigo y mis hermanos, pues no llegaba. Crecí anhelando lo que veía en esas otras familias "perfectas" del María Inmaculada en mi propio hogar. Evidentemente eso no iba a pasar, pero desde esa base fue que se desarrollo la idea que Yo tenía de "hacer las cosas bien", cualquier cosa menos lo que pasaba en mi casa. 

Para cuando nace mi hijo, y empiezo a tener conciencia de cosas que él hacía que detonaban a mi niña interior, salí corriendo hacía un consultorio de psicología. Sí, hago terapia desde los 20 años y ya voy para 42... hablemos de perseverancia y también de un poquito de obsesión. Mi hijo y mi amor por él, mi deseo genuino de darle algo diferente a lo que Yo tuve, fue lo que me hizo acompañarme de alguien "que me dijera lo que había que hacer", porque en "Antonellitalandia", como le digo Yo, pues nada, ni ella ni nadie tenían ese conocimiento. 

La razón por la que comento esto es porque, a través de todos esos procesos terapéuticos fue que Yo me di cuenta que lo único que me hizo no claudicar fue mi determinación a "arreglar algo", qué?, bueno hoy tengo claridad de muchas cosas que no vienen al caso de este particular, pero que si atañen alrededor de entender qué es lo que nos mueve, cuál es nuestro deseo? Queremos ser mejores? Mejores que qué? 

Entendernos nos permite ajustar la vela, apuntar el cursos... "si no sabe a donde quieres ir, cualquier camino sirve", dijo el gato de Cheshire a Alicia


Algunos sabemos, el famoso saber no sabido, que hay algo que debe de cambiar... que no sabemos qué es o cómo establecerlo. Yo te invito hoy a que te abras al infinito mundo de las posibilidades a traves de la conversación abierta y honesta, la que te permite entenderte. Yo no soy psicóloga, pero me encanta conversar y soy buena acompañando procesos terapéuticos. Tuve la gran suerte de no solamente contar con profesionales en ciencias de la salud mental maravillosos, que me ayudaron a entender "qué me pasaba", si no que también me hice acompañar de diferentes corrientes de apoyo que lograron en mí la capacidad de poder ver diferentes perspectivas, de someter mis creencias a discusión, a saber que no pierdo si no lo hago, por el contrario, gano.

Más por venir, y no olvides: el camino es hacia adentro <3

Por todo lo que fue, es y será, GRACIAS.



martes, 2 de julio de 2024

Revisión del libro Hábitos Atómicos

Cómo comenté, mi idea es acercar los recursos (gratuitos o no, pero si accesibles), a las personas, para que, de esta manera podás alcanzar tus metas y objetivos. 

Hay una primicia sobre la que esta afirmación descansa y es que: no todos somos iguales. Suena muy simple o quizás hasta lógica, sin embargo se pasa por alto a la hora de recomendarle a nuestras amistades las cosas que nos funcionaron perfectamente. 

Ahora bien, dicho lo anterior, este libro fue un verdadero punto de inflexión en mi vida, porqué?, pues porque me abrió la mente a una forma, comprobada, de instalar hábitos nuevos en mi vida. Nótese que menciono la palabra comprobada, y esto es muy relevante. No importa cuál sea nuestra forma de pensar respecto de un particular, nuestro cerebro, el de todas las personas, tiene procesos o caminos, en los cuales logra integrar información nueva. Conocernos profundamente lo que nos va a ayudar es a que esta integración sea más sencilla o nos resulte hasta placentera. 

En Hábitos Atómicos, de James Clear, se establece, de manera muy vaga, que la repetición es la madre de la programación. Esta es una primicia de la PNL, la programación neurolingüística, tan malograda, pero que he encontrado es otra gran herramienta. La clave está, para mí, en conocernos lo suficiente como para poder saber qué tipo de repeticiones son las que te sirven. Y bueno, liberarse de los juicios mentales o, les diría mi analista, las interpretaciones personales (saludos Jorge :))

Yo no voy a ir por cada uno de los capítulos del libro porque creo que no solamente es un sinsentido, si no que le roba la belleza al proceso de aprender a implementar las actividades que James menciona y que casual,  nacen de su propia historia de vida, una que no se parece en nada a la mía, pero que (oh, sorpresa) pude implementar muy a pesar de esa gran diferencia. 

Lo que si te puedo adelantar es que el libro hace un recorrido por experiencias que evidencian la eficacia. Las cosas que James comparte no son inventadas por él; de hecho una de las cosas que a mí más me llamó la atención fueron las referencias históricas a ejemplos de hace 15, 20 años. Lo que James aporta a la lectura es la forma en que acerca estas experiencias al lector, logrando una identificación, porque todas las metodologías son reaplicables, sin excepción. El tema de "sin excepción" se puede volver en contra del autor, o en mi caso concreto, pues de esta interlocutora, y sin embargo, entre más leo de este tema, más coincidencias encuentro en los discursos. 

Yo sí agrego el "conocerte" como una línea base y trascendental para una lectura, y eventual implementación. Sin esto, podrías acabar sintiendo que el libro no te dió nada más que un lindo paseo por la vida de un estadounidense que nació con las de ganar. 

Yo soy visual y auditiva. Dependiendo de la prueba que haga, puedo ser kinestésica. Esto es relevante, porque cuando terminé el libro me sentía muy identificada con frases como: "la gente piensa que soy diligente, pero soy un vago proactivo. Me gusta asegurarme de no tener que hacer nada en cierto momento del día", palabras más o palabras menos. Cuando lo recuerdo, me río, porque puedo sentir la felicidad que me embargó en el momento en el que leí esa parte del libro. 

Hace poco, ya habiendo leído el libro (que es mi forma primaria de acceder a los conocimientos), lo volví a escuchar en Spotify, pues porque he estado atravesando un momento de mi vida en el que no he logrado aún, establecer nuevas rutinas para convertirme en la nueva persona que quiero ser. 

Estos son los dos puntos más relevantes, para mí:

  • No es la acción que ejecutamos, pero en quién nos queremos convertir: el ejemplo más utilizado en este caso es "el infame estilo de vida saludable". La gente tiende a comenzar por matricular el gimnasio y en cuestión de una semana, dos, o un mes inclusive, pues el desgaste les hace replantearse el beneficio de ir. 
    • En mi caso, durante 2022 (leí el libro durante enero-febrero de 2023), tuve un quebranto de salud grave, mucho. Comencé no pudiendo dormir (por procesos de la perimenopausia, normales, pero poco conocidos), y eso me tenía "vuelta loca". Al no poder dormir, no podía trabajar, cocinarme, atender a mis hijos, nada de una manera medianamente eficiente. Llegué al punto de sentir miedo cuando iba a acostarme a dormir. Esto aumentó hasta el punto que el estrés que tenía acumulado en el cuerpo, más situaciones con mi "otro significativo" de ese momento, me llevaron a un brote muy fuerte, si no es que grave, de herpes zoster. Un virus que vive en el cuerpo de las personas que tuvimos varicela y que se detona por la exposición prolongada a altos niveles de estrés. Fueron dos semanas agónicas y luego, obvia, me dió Covid por primera vez, todo en un sólo mes. Salí de aquella crisis de salud con la sensación de que no me morí porque dios existe, je. Mis doctores me explicaron que mi bajo peso (siempre he sido delgada, pero para mis 41 ańos de ese momento, los 52 kgs con los que contaba y la falta de grasa corporal, no ayudaron en nada. Tenía que empezar a ganar peso, y sí, tenía que ser construyendo músculo. 
    • Lo anterior me determinó a querer ser una persona que hiciera gimnasio, una actividad sobre la cual tuve MUY FUERTES juicios de valor que me impedían comenzar tan siquiera a pensar en eso. Entonces, cómo convertirme en una persona saludable? Bueno, ahí entró el libro de James. 
    • No es la acción si no en quién me quiero convertir se refiere específicamente a que el primer paso es la capacidad de construir en nuestra mente (nótese bien que es nuestra mente), cómo se ve una persona saludable (en el caso que nos compete). Qué hace?, cómo distribuye sus días si es una persona que genera dinero en una relación de empleado o si es un profesional independiente? Qué come? Como es la persona y cuáles cualidades tiene es algo que solamente nosotros sabemos. Hay que poder ver esa persona en nuestra cabeza para poder entender cómo trazar el camino para convertirnos en ella; caso contrario, nuestras acciones pierden foco y no logramos el cambio de una manera permanente. 
  • La implementación del concepto de "ganancia residual" a todos los ámbitos de nuestra vida. Las pequeñas acciones son las que construyen los cambios, esto si queremos que sea algo sostenible. Nuevamente, volviendo a la base de que "nos conocemos", entonces alguien podrá decir: "bueh, para dejar el cigarro es mejor de una, si no, no sirve, es una alcahuetería", se me ocurre. James establece que al tener claridad de cómo se desarrollan nuestros días, a través de escribir todo lo que hacemos (ya veo algunos ojos hacia arriba), pues podemos comenzar por establecer cuál sería la meta diaria...: "me fumo 10 cigarros al día, mañana serán nueve", por ejemplo. El escribir a mano, con lápiz y papel, la meta con tiempo, lugar, cantidad y demás detalles, los más posibles, es trascendental porque, adivinen? Todos los cerebros humanos integran mejor las acciones que fueron escritas de esta manera. Después podemos digitalizar, sí, pero primero A MANO. 
    • Cada acción diaria que logramos ejecutar nos genera un golpe de dopamina. Ir desde lo más pequeño hacía lo más grande, construyendo las acciones y los caminos mentales, para que el cerebro, a través de la repetición integre y genere estas conexiones que se vuelven automáticas ES la forma de instaurar un nuevo hábito. 
Cuando Yo pude establecer en quién me quería convertir, cómo se veía esta persona, qué hacía y, empecé por implementar pequeñas acciones: levantarme a las 6:00 am, si o si (me costó demasiado, chequellos), salir a caminar añeja a las 6:30 am (con un cafecito nada más), recibir sol con mis ojos abiertos (tiene que ser antes de las siete am, caso contrario si puede producir un daño a las pupilas y nadie quiere eso), caminar MEDIA hora, nada más, ese era mi objetivo diario, media hora; volvía a mi casa, me duchaba y a trabajar (bendecida que trabajaba en la casa desde que el brote de Covid 19). Mis condiciones me permitieron generar este modelo que durante meses, fue sostenible para mí hasta que un buen día, lo hacía sin pensarlo. No me dí ni cuenta. Mi modelo o sistema, puede ser que no sea aplicable a tú vida, pero ok, cuál sería? Esa es la tarea, conocerme, mis condiciones, y desde ahí, diseñar lo que me sirve. 

No voy a detallar más del libro porque la realidad es una: lo recomiendo. Puedo ayudarte a desarrollar estas acciones con base en mi experiencia, me encantaría acompañarte en tu proceso de transformación personal. Si estás lista o listo, escríbeme y comenzamos!

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